Desde bien pequeña tengo cierta obsesión con el personaje de Alicia. Sí, lo que ya comentaba en la entrada anterior, la Alicia de Lewis Carroll. Primero con la película de Disney que vi de niña, y por la que acabé desarrollando un amor (casi) fraternal. Al gato de Chesire, al Sombrerero, a las cartas de la baraja y al erizo que golpean jugando al críquet.
¿Por qué Alicia? ¿Por qué Disney llevando a la animación un libro tan adulto y complicado?
En aquellos años no lo entendía, pero cuando creces te das cuenta de la analogía del libro, y de la película. No es la historia de una niña que se cae por el tronco de un árbol siguiendo un conejo hasta un mundo de fantasía.
Es la historia de una niña que huye de su realidad, y se crea su propio mundo. El conejo es la libertad que ella persigue, y la Reina Roja es la realidad que la intenta abofetear a cada minuto. Alicia quiere ser como el gato de Chesire que ella misma se inventó, libre de poder ir de un lado a otro cuando quiera sin tener que cargar con el peso del fin de su adolescencia.
La biología nos dice que en situaciones de estrés, la adrenalina nos hace decidir entre huir o luchar. Y lo que entresacamos del contexto de la historia "real" de Alicia es que ella tuvo una situación en la que no le quedó más remedio que plantarse, y huir. Al menos su mente huyó detrás de un conejo blanco, pero el libro no nos dice nada de su cuerpo. Su cuerpo se quedó, seguramente, para luchar por sobrevivir en una habitación de paredes blancas. Su mente, hablando con una oruga azul, feliz por tomar el té a la hora de no tomar el té.
¿Por qué Disney quiso llevar esta película a la pequeña pantalla?
Para recordarnos, desde bien pequeños, que siempre se lucha para sobrevivir.
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