Septiembre es un mes de transición entre el caluroso (o acalorado) verano que huele a felicidad y el Otoño de renovación.
Llegó el momento de las hojas caídas, de los bosques de los sentidos. De leer un libro con guantes en un parque, de dar pasos mullidos.
Del verde al naranja, marrón y amarillo.
De dejar que caiga al suelo todo aquello que no vale para nada.
De ver el cielo entre las ramas.